Esta vez quiero hablar sobre un contexto totalmente emocional, que impacta en el resultado de lo que hacemos y cómo lo hacemos en el día a día. No se si a todos nos ha pasado en más de una ocasión, al menos yo he confundido la verdadera pasión con algunas actividades cercanas a esta, a lo mejor porque de alguna forma nos confortan y generan una sensación de satisfacción y gozo. Mas sin embargo son sensaciones pasajeras y temporales que si nos trazaron metas de pasar día y noche en tales actividades no seríamos capaces de soportarlas; esto por decir un número de días. El cansancio físico y psicológico que esto puede implicar ciertamente puede ser una razón para desistir. ¿Entonces dónde esta mi verdadera pasión?. La verdadera pasión es esa sensación que hace que tu piel se erice cuando la realizas, esa sensación que estremece tu cuerpo y que te hace sentir auténtico. Es la llama que arde y enciende tu espíritu, la fuerza que opaca y muchas veces elimina el pensamiento basado en lo racional y lo cauteloso. ¡Es lo que verdaderamente llena de fuerza y vida cada día de tu existencia!
Descubrirla es un proceso que la media de las personas o quizás la mayoría debemos realizar si deseamos alcanzar el éxito, implica una meditación y reflexión profunda que nos permite interiorizarnos y conocernos plenamente. El camino no es fácil puesto que si lo fuese todo el mundo sería exitoso.