Cierto día que caminaba por una de las principales carreteras del gran San Salvador bajo unas condiciones físicas no tan óptimas ni cómodas (fractura de cúbito y radio) destello un pensamiento crítico y de perspectiva hacia el propósito de nuestras vidas. Era un dia un tanto soleado con una multitud de personas que iban de un lado hacia otro, había un ruido ensordecedor y agudo de automotores unido al murmullo de las personas, eran esos hombres y esas mujeres que cada mañana salen a sus trabajo para poder llevar el sustento a sus hogares y precisamente era un momento caótico; es cuando todos regresan de sus oficinas, edificios o cualquiera que sea el lugar de donde regresan. Pero es en todos esos lugares en donde silenciosamente con la mayor dedicación aportan al crecimiento de nuestro país y forjan los destinos de sus familias.
La tarde ya estaba llegando a su fin y mientras más camina emergian en mi mente una inagotable cantidad de preguntas que me ponían al descubierto sobre la vida automática que vivimos. Si caminamos hacia un destino que representa un sitio que el tiempo o las condiciones te lo establecieron o permitieron, significa que probablemente estamos caminando hacia adelante; no así hacia donde realmente hemos sido llamados a estar: en lo más alto de la cima.
Lo más alto de la cima no significa ser mejor o peor que los demás, es ser consciente que nuestro esfuerzo no solo ha sido el necesario, ha pasado de ser suficiente a extraordinario y como efecto hemos logrado resultados extraordinarios. Qué son los que dan significado a la vida, nos fortalecen y nos demuestran de qué materia estamos hechos.
Si vivimos la vida automatica, sin duda alguna es la elegida y favorita de la mayoría de nosotros, debido a lo cómoda, automática y nulos esfuerzos requeridos. Pero pregúntate ¿Qué historias contaras a tu generación? ¿De donde saldrán si no es de tu propia vida?. Las lágrimas y el sudor del esfuerzo al final no representarán dolor y tristeza por el contrario se convertirán en un tesoro incalculable del que solo tu eres dueño que nadie, ni el tiempo, ni la lluvia, ni el sol, ni la adversidad ni las generaciones podrán robarte; porque es el valor de tu vida. TU HISTORIA, tu legado, tus huellas.
Creo que perdemos más de la tercera parte de nuestras vidas viajando en una nave que no es de nosotros, intentando dominarla, con una tripulación como el tiempo, las personas, el viento y el clima quienes realmente dirigen nuestro trayecto y como resultado el puerto de llegada no es nuestro destino sino el de alguien más . Todos tenemos un puerto de llegada elegido y solo el esfuerzo, tu valentia y perseverancia te ayudara a arrivar a el.
¡Despierta! El mundo es todo tuyo, esta a tus pies, tu decides como quieres ser recordado. Tu decides que huellas dejaras a tu generación y tu decides si contar tu HISTORIA o la de alguien más.